Los gatos
Cuando chico, allá en la ranchería se escuchaba a medianoche el gemir de los gatos. Yo le decía a mi Tata que eran como llantos de bebe y que me daban mucho miedo. Él, tranquilo, me decía que no me espantara que juera valiente. En cambio el Sr. Cura me dijo que eran las animas en pena, que le habían vendido su alma al diablo. Tiempo después abandonamos el pueblo porque mi Tata había encontrado la fuente de la juventud eterna, y decía que en el pueblo jamás lo entenderían. Yo me sentí feliz por escapar de aquellos maullidos infernales, sin embargo, el día de hoy, me encuentro aquí, en este rincón de la casa, escuchando como del cuarto del Tata se escapa un prolongado y tormentoso llanto de bebe.
Cuando chico, allá en la ranchería se escuchaba a medianoche el gemir de los gatos. Yo le decía a mi Tata que eran como llantos de bebe y que me daban mucho miedo. Él, tranquilo, me decía que no me espantara que juera valiente. En cambio el Sr. Cura me dijo que eran las animas en pena, que le habían vendido su alma al diablo. Tiempo después abandonamos el pueblo porque mi Tata había encontrado la fuente de la juventud eterna, y decía que en el pueblo jamás lo entenderían. Yo me sentí feliz por escapar de aquellos maullidos infernales, sin embargo, el día de hoy, me encuentro aquí, en este rincón de la casa, escuchando como del cuarto del Tata se escapa un prolongado y tormentoso llanto de bebe.
Alonso Díaz
3 comentarios:
no pude ver la revista carnal. que pex?
cuideseme y saludos desde la liber.
hola klon, pasando a saludar nada mas desde las tierras de las tortas ahogadas, te dejo un besote, cuidate muchoy me gusto tu blog... atte celic
primoo, me ha encantado tu blog. he estado estado en esa rancheria y pude escuchar tambien a esos gatos aullando, jaja arriba los autlanes!!! un besooteee
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